
Hace unos días, en una cena después de ver a Quique Gonzalez, Celia - mi mejor amiga, o mi otra mitad, casi desde que tenemos uso de razón, si es que alguna vez hemos tenido uso de ella - y yo, comentábamos que nos teníamos que comprometer a hacer al menos un viaje al año al extranjero. Que para eso somos gente de mundo... Y ójala no sea uno, sino unos cuantos. Para mí es uno de los objetivos de la vida, conocer mundo. Como os decía en mi post anterior, simplemente para sentirse libre. Para escapar de la gran ciudad, y para desnudarse un poco (literal y metafóricamente...). Ponerse la mochila y caminar. Y cuando no haya tiempo para irse a Yemen o Surinam, conocer nuestra Península, que también tiene su encanto. Y tomarse una cerveza, un vino o un té, a la salud de todos aquellos que se atrevieron a cruzar la puerta de su hogar, para regresar sólo de vez en cuando, por Navidad, o porque siempre se echa de menos. Joder, que difícil es a veces dejar todo, calzarse las botas, coger dos mudas y la mochila, y caminar hacia la niebla. Pero lo bueno es que siempre merece la pena...
... yo de momento estoy planeando un viaje e Berlín, y otro a Lovaina... Cualquiera de vosotros que tenga un destino, y unas buenas botas, que me lo vaya diciendo...
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Hoy me voy a Machu-Pichu, a ver si cazo un bichu, hoy me voy a Machu-Pichu, a comerme un San Jacobo - Los Berzas, en homenaje a mis bros, mayor, mediano, y menos mediano