22 noviembre, 2006

Caminando hacia la niebla

Hoy es de esos escasos días en los que, cuando llego a casa, no tengo nada que hacer. Lo primero que he hecho ha sido pasarme por la tienda del Chanquete, a probar un cajón flamenco y a preguntar por el precio de un Ampeg (si por mi fuera, me compraría toda la tienda...). Después, un rato de messenger y a cenar. Aprovechando que no estaban mis hermanos, y que por tanto no había CSI obligado (ya sea Las Vegas, Miami, Nueva York, Calcuta o Paramaribo...) he decidido poner el canal Viajar. Me gustan sus reportajes, aunque parezca mentira. Suelen estar bien hechos, y es raro que te encuentres con uno muy aburrido. El de hoy: "El viajero profesional: Yemen". Yemen es uno de esos países que uno no situaría del todo bien en el mapa, aunque se sepa más o menos por donde anda. A mi me me gusta mucho la arquitectura, la música y demás del mundo árabe (aunque haya tantas cosas que no me gusten del mismo mundo...). Pero también me gusta la cultura asiática, o la prehispánica en Sudamérica, o casi cualquier otra...
Hace unos días, en una cena después de ver a Quique Gonzalez, Celia - mi mejor amiga, o mi otra mitad, casi desde que tenemos uso de razón, si es que alguna vez hemos tenido uso de ella - y yo, comentábamos que nos teníamos que comprometer a hacer al menos un viaje al año al extranjero. Que para eso somos gente de mundo... Y ójala no sea uno, sino unos cuantos. Para mí es uno de los objetivos de la vida, conocer mundo. Como os decía en mi post anterior, simplemente para sentirse libre. Para escapar de la gran ciudad, y para desnudarse un poco (literal y metafóricamente...). Ponerse la mochila y caminar. Y cuando no haya tiempo para irse a Yemen o Surinam, conocer nuestra Península, que también tiene su encanto. Y tomarse una cerveza, un vino o un té, a la salud de todos aquellos que se atrevieron a cruzar la puerta de su hogar, para regresar sólo de vez en cuando, por Navidad, o porque siempre se echa de menos. Joder, que difícil es a veces dejar todo, calzarse las botas, coger dos mudas y la mochila, y caminar hacia la niebla. Pero lo bueno es que siempre merece la pena...
... yo de momento estoy planeando un viaje e Berlín, y otro a Lovaina... Cualquiera de vosotros que tenga un destino, y unas buenas botas, que me lo vaya diciendo...
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Hoy me voy a Machu-Pichu, a ver si cazo un bichu, hoy me voy a Machu-Pichu, a comerme un San Jacobo - Los Berzas, en homenaje a mis bros, mayor, mediano, y menos mediano

19 noviembre, 2006

Como las águilas

A veces me gustaría poder volar, como las águilas, sin sentir el vértigo al acercarse a un acantilado, sin miedo a caer. Poder surcar el cielo, rozar las nubes, y ver el suelo desde otra perspectiva. Ver la tierra en toda su extensión, y sentir la lluvia en la cara mientras expando mis alas en busca de un lugar que descubrir. A veces quisiera ser pez, y nadar en un mar infinito, llegando hasta donde un hombre nunca podrá llegar. Sentir la calma de una oscuridad absoluta, o la belleza del más colorido de los arrecifes de coral. Y también quisiera ser un lobo, pero en otro tiempo, en otro lugar. Quisiera ser un lobo en una tierra sin hombres, para poder correr a mis anchas, poder jugar con la manada, o cazar a mi presa. Y no tener que pensar en nada. O quizás lo que quiero es ser un hombre en una tierra sin hombres. Un Tarzán o un Mowglie moderno. Poder recorrer bosques, descender ríos y subir montañas. Y allí, en la cumbre de algún pico, poder desnudarme en cuerpo y alma y gritar. Simplemente gritar a las montañas y a los campos que se abren bajo las rocas. A veces es difícil sentirse libre. No hay libertad en los vagones del metro, a menos que te abstraigas lo suficiente, ni en un edificio de cristales y cemento. Quizás en un gran parque o en un museo después de la hora de cierre. Quizás en la gran ciudad hay sitios donde sentirse libre. Para poder sentirse un Tarzán en una jungla de asfalto. Pero yo prefiero escaparme, desplegar mis alas e intentar aprender a volar. Y encontrarme con otro lobo solitario que también quiera escapar, por un momento, del mundanal ruido. Unirse al grupo de los locos cuya mayor ilusión y esperanza es ascender desnudos a la más inaccesible de las montañas. Y allí, tan sólo mirar hacia abajo, mientras la lluvia empapa sus cabellos. Y gritar. O hacer el amor. O simplemente soñar. ¿Quién quiere extender sus alas y volar conmigo? Empieza a ser el momento de que nos sintamos verdaderamente libres... como las águilas.
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Someday girl I don't know when, we're gonna get to that place where we really want to go and we'll walk in the sun. But till then tramps like us, baby we were born to run. - Bruce Springsteen

08 noviembre, 2006

La agrupación convierte la incertidumbre en un riesgo mesurable

Ahí queda eso.

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Lo que se aprende jugando a ser He-Man. Kyk rules!

04 noviembre, 2006

Lucrezia

Hace un par de meses me pasaron un excel de esos en los que tienes que adivinar qué son ciertos dibujos o fotografías. Este era de personajes históricos anteriores al siglo XX. Todavía me faltan bastantes por identificar (hay algunos que son realmente difíciles, e ¡ncluso el especialista kyk no lo ha conseguido...). Y ayer, casi por casualidad, resolví uno de los que me faltaba. Además, era uno de los que más me intrigaba y me gustaba. La imagen se atribuye nada menos que a Lucrezia Borgia, hija bastarda del Papa Alejandro VI, y conocida por su amor por el arte y por el gran número de leyendas sobre su persona.
Como podéis suponer, aprovechando el día de lluvia de ayer, estuve en el cine viendo la película sobre la familia valenciana "Los Borgia" y hoy me puesto a investigar sobre el tema, afianzando un poco más mi gusto (y desconocimiento) por la historia. La peli, bueno, con un argumento que da para mucho se queda un poco pobre. No me ha convencido del todo la ambientación, fotografía y demás... y la verdad es que se hace un poco larga (dos horas y media). En cualquier caso, si no tenéis mucho que hacer, tampoco está de más que os paséis a verla, si os gusta el género, claro. Llena de intrigas del comienzo del Renacimiento, con algo de contenido sexual (Sancha de Aragón aparece más desnuda que vestida...) y una historia que engancha, pero menos de lo que debería.