18 marzo, 2006

Una sombra bajo la lluvia - VIII

Jamal había despertado en la habitación de aquel hostal y apenas recordaba nada de la pelea, ni siquiera sabía que hora era. Había sangre por el suelo, y no toda era suya... Tenía una herida en la cabeza que había cubierto de sangre su sudadera de los Raptors. Pero estaba bien, al menos con la cabeza en su sitio. Le preocupaba más si Marco y Sara se encontraban bien. Parecía que nadie en el hostal se había enterado de lo sucedido, así que se marchó de allí como pudo. De hecho, ni siquiera había recepcionista...

Lo que necesitaba saber era donde se los habían llevado, tenía que hacer lo que fuese por averiguarlo y pensar qué hacer después. "Concentrate, hermano, piensa... Me preguntaron por un cometa... creo que sé quien me puede ayudar." Después de curarse la herida como pudo y ponerse ropa limpia en su piso, cogió el móvil y llamó a Nicolás López. Nico era el padre de un amigo del basket, y era un apasionado de la astronomía. Profesor de la Física en Teleco, sorprendía su capacidad para conocer todos los cuerpos celestes, su forma, sus nombres, sus relaciones mitológicas... Cuando Jamal le preguntó por el cometa, Nico no dudó en decirle:

- Al norte de Galicia, en el pueblo de Ribanova, quizás te puedan decir algo...
- ¿Como sabe usted eso? - preguntó Jamal sorprendido
- Todo está en las leyendas... y ahora no pierdas el tiempo, el cometa se verá mañana
- Muchas gracias, Nico

Después de colgar el teléfono ya había decidido viajar para Galicia esa misma tarde, pero necesitaría ayuda. Y quizás Isabel le podía ayudar. Isa era una chica mexicana, aunque no recordaba nada de su país. Tenía 19 años, era morena, no excesivamente guapa, pero si muy atractiva y con un cuerpo de los que cautivan con su movimiento... Y, como ella misma decía, Jamal era su rollo, "porque siempre está bien echar un polvo de vez en cuando". Y además se llevaban muy bien. Isa vivía con su madre en un apartamento pequeño y muy humilde, y ahorraba casi todo lo que ganaba trabajando en el supermercado para poder visitar México con su madre otra vez, pues ella añoraba su tierra.

Jamal sabía que no estaría en su casa, si no en el local de ensayo de su grupo de música. Siempre estaba allí cuando salía del trabajo, aunque fuese sola. Y allí la encontró. Estaba de pie, tocando una vieja Fender Telecaster, muy poco cuidada, pero que sonaba a puro rock en las manos de la chica.

- Hola negro - Isa estaba riendo
- Hola, veo que te conservas bien...
- ¿Me vas a proponer algo?
- Bueno, no te va a gustar mucho, pero necesito tu ayuda.
- No hay problema, cuéntame...

Jamal le contó toda la historia con detalle. Isa le escuchaba atenta sentada en su amplificador, jugando con un micro en las manos, y sujetando un porro con los labios. Miraba a Jamal sin desviar ni un momento la mirada. La verdad es que le atría bastante.

- Tenemos que salir para Galicia esta misma tarde.
- De acuerdo, espero que pagues bien... - Isa no perdía la sonrisa a pesar de la gravedad de la historia.
- Llamaremos antes a la policía y les contaremos el asunto a nuestra manera. Quizás los maderos nos puedan ayudar en algo, aunque hay que recordar que Marco y Sara están buscados por la muerte del profesor de historia.
- Lo que tu digas...

Y así lo hicieron. Dos horas más tarde salían camino al pueblo gallego, Isa conduciendo el viejo Renault de su madre, y Jamal acariciando la pistola que Isa había conseguido. También llevaban varias armas blancas, algo de dinero, y poco más.

- Espero que esto salga bien, Jamal
- Si sale bien... ¿te puedo invitar a unos días en la playa?
- ¿Tú y yo?
- Claro, tía
- Ummm... entonces saldrá bien, nunca he hecho el amor en la playa. Y menos con un negro.
- Ni yo con una mexicana... ¿Puedo poner algo de 50Cent?
- Vale, aguantaré las rimas por un rato.
- Espero que estén bien...
- ¿Qué vamos a hacer cuando lleguemos al pueblo...?
- No lo sé... No lo sé... Espero que la policía nos haya tomado en serio y también les estén buscando. - Todavía le dolía la cabeza, y apenas podía pensar.

Y durante la hora siguiente nada mató el silencio salvo las rimas de 50Cent. La noche caía ya sobre la carretera, y todavía les quedaba mucho viaje...
---------------------------------------------------------------------------
Voy a dedicar este capítulo a la cerveza de Gerthalas de ayer y a todo lo demás, gracias amigo!

1 comentario:

Gerthalas dijo...

Muchas gracias amigo! La verdad es que ha sido un placer tanto encontrarme contigo, como invitarte a esa cerveza y como leer de nuevo otra de tus historias. Muchas gracias, ha sido todo un detalles!

Espero que nos tomemos alguna más juntos, que me lo pasé muy bien! Un abrazo!