Ayer a estas horas Lucas terminaba de arreglar una de las baterías de los temas que habíamos grabado durante el día, mientras yo descansaba de tantos sonidos con un ron dominicano entre mis labios. Como bien ha dicho él, dos guitarras, un bajo, una mesa de mezclas y nuestras gargantas unidas para hacer las noches mágicas.
Ya me veo, con mi sombrero bien calado, en una silla de esas altas, de madera, de las del Club de la Comedia, sintiendo las melodías que dos hermanos tocamos en un bar, en algún oscuro callejón de Madrid, mientras soñamos, como siempre dijo Loquillo, con ser una Rock & Roll star.
... y para finalizar un largo fin de semana de música y carretera, me esperaban en casa ansiosos de unas cervezas y con muchas historias de todos por contar. Y a estas horas hemos terminado, yo con la suerte de que soy el único que mañana no trabaja.
Los últimos posts llevan nombres de genios, y este lleva el del más grande. Who wants to live forever?