05 octubre, 2008

Skal

La lluvia convertía en bruma el horizonte que se distinguía entre las islas que rodeaban la desembocadura del fiordo. Las tablas de madera del muelle crujían bajo nuestros pasos. Tapados con las capuchas de nuestros demasido fríos trajes de lino españoles, aguardábamos al navío que nos devolvería de vuelta a casa. Negociar con vikingos no es siempre tarea fácil, pero una vez llegado a un acuerdo todo se vuelve distinto. Historias de otras épocas en torno al fuego: dragones, princesas y drakkars que buscan nuevos mundos. Feroces guerreros, pero perfectos anfitriones. Horas antes, la cerveza de allí donde se termina el mundo brotaba de nuestros cuernos que chocaban mientras aquella rubia de belleza nórdica incomparable traía bandejas de los más deliciosos pescados de aquellas tierras.

Era ya de madrugada y ya podíamos ver las velas que se acercaban a puerto. Toqué la espada en mi cinto y tantee las flechas de mi carcaj, y supe que allí no las iba a necesitar nunca más. Con una pequeña reverencia despedí, por el momento, la tierra de la que hace ya tiempo que me enamoré, y subí al velero que me devolvería de nuevo a Iberia donde, quizás, sí vuelva a necesitar de la espada. A mis espaldas, la lluvia apenas deja ver la ciudad, tan sólo la fortaleza de Akershus se perfila imponente entre la bruma...

3 comentarios:

Lucas dijo...

El 17nov es la oposicion... A partir de ese día, buscaremos el momento de compartir una incursion en tierras vikingas...

kykoche dijo...

Txus, no queda sino motorizarse!!! jajaja, ánimo, chaval, que ya te veo con tu 'custom', chupa de cuero y melena al viento!!

pd: la cena estuvo bien, la compañía mejor :D

Anónimo dijo...

Chopper.

Joer, tío, a veces se me olvida lo genialmente bien que escribes. No, eso es una tontería. Corrijo: lo genialmente bien que narras.