26 octubre, 2008

Ready for the road

Hoy por fin he tenido tiempo para sacar gran parte del arsenal, sombrero incluido, y ponerme a tocar, grabar, probar sonidos, componer... y así llevo parte de la mañana y media tarde. No lo voy a retratar con sonidos ni con palabras, sino con imágenes. Retratar como me he encerrado en mi habitación soñando con coger hoy mismo la furgoneta y, como dice Chebax, reclutar a un batería que nos encontremos en algún antro del camino, para no volver en un par de años, porque estamos reventando los garitos de medio mundo...

Voy a buscar el bañador, que nos esperan las playas de California, y mis gafas de sol, para que no me deslumbre el sol sobre la arena del desierto...

21 octubre, 2008

Llueve, llueve...

Hoy, como mil otras veces, me ha soprendido la lluvia en la calle y, como siempre, he rechazado el paraguas que me ofrecían... Odio los paraguas, pero más que nada, me encanta la lluvia. Me encanta ver llover por la ventana, aunque me trastoque mil planes. Me alucinan las tormentas, salir a la terraza y ver caer los rayos, oir los truenos, la furia de Thor desatada sobre la tierra... Recuerdo de pequeño cómo calculaba mentalmente el tiempo entre la luz del relámpago y el sonido del trueno, recuerdo aquella noche en que la pantalla del 386 decía aquello de "y ahora apaga el ordenador y vete a la cama". Habíamos terminado el Monkey Island, y había tormenta sobre La Alcarria. Me encanta correr bajo la lluvia. Y me encanta quedarme quieto bajo la lluvia y que el agua chorree por mi pelo y por mi ropa mientras canto mentalmente, o en voz alta, una canción. Aunque me supongo tantos resfriados. Y me encanta sentarme junto al fuego para secarme, tapar mi cuerpo desnudo con una manta mientras mis ropas se secan en algún lugar de la casa. Me encanta besar bajo la lluvia y despedirme, con en las pelis en blanco y negro, calándome el sombrero que ahora descansa a mi lado... "Hoy has perdido chico, pero no tiene por qué gustarte".
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Yo consegui llegar hasta el final, tan sólo vi tu rostro triste despidiendose de mi. Llueve en Berlin mi amor, sobre los dos... - La Unión

05 octubre, 2008

Skal

La lluvia convertía en bruma el horizonte que se distinguía entre las islas que rodeaban la desembocadura del fiordo. Las tablas de madera del muelle crujían bajo nuestros pasos. Tapados con las capuchas de nuestros demasido fríos trajes de lino españoles, aguardábamos al navío que nos devolvería de vuelta a casa. Negociar con vikingos no es siempre tarea fácil, pero una vez llegado a un acuerdo todo se vuelve distinto. Historias de otras épocas en torno al fuego: dragones, princesas y drakkars que buscan nuevos mundos. Feroces guerreros, pero perfectos anfitriones. Horas antes, la cerveza de allí donde se termina el mundo brotaba de nuestros cuernos que chocaban mientras aquella rubia de belleza nórdica incomparable traía bandejas de los más deliciosos pescados de aquellas tierras.

Era ya de madrugada y ya podíamos ver las velas que se acercaban a puerto. Toqué la espada en mi cinto y tantee las flechas de mi carcaj, y supe que allí no las iba a necesitar nunca más. Con una pequeña reverencia despedí, por el momento, la tierra de la que hace ya tiempo que me enamoré, y subí al velero que me devolvería de nuevo a Iberia donde, quizás, sí vuelva a necesitar de la espada. A mis espaldas, la lluvia apenas deja ver la ciudad, tan sólo la fortaleza de Akershus se perfila imponente entre la bruma...