El otro día me comentaron que alguien había censurado el nuevo single de La Oreja de Van Gogh (y no termino de adivinar quien exactamente, aunque por lo que veo por aquí parece que tiene que ver con emisoras de radio sudamericanas). ¿Por qué se podría censurar un tema de esta banda? (gustos musicales aparte). Pues nada menos que porque dice "abrazaría al diablo sin dudar...", lo que para algunos es un mensaje satánico. Sin palabras. Lo primero, si es un mensaje satánico (que obviamente no lo es) pues muy bien, tampoco creo que pase nada. Y como comentaba un colega, si censuran a la Oreja por esto, ni pensar lo que puede pasar con grupos como La Polla... Curioso, el mundo cada vez estás mas loco... aunque bueno, nunca ha estado muy cuerdo...
22 mayo, 2006
18 mayo, 2006
Cthulhu for President
Hace poco recibí un mail de Lucas en el que su amigo Rod le mandaba esta simpática foto para mí. Todo un detalle, sí señor. Y que menos podía hacer que ponerla en el blog. Para quien no le sepa, este sujeto verde es Cthulhu (o Ktulu, admite varias formas de escribirlo). Creo que no he explicado nunca del todo los motivos del nombre de mi blog. El primero es porque me apetecía... jeje. El resto de motivos son varios: mis recuerdos de jugador de Rol, el juego del mismo nombre me fascinaba (a pesar de que, a día de hoy, no me he leído los relatos de Lovecraft, tarea pendiente.). Además, el susodicho juego provocaba la desconfianza de mi padre porque un niño de 11 o 12 años jugase a juegos de demonios y cosas similares... Para su alegría dejé esas cosas un poco después. Quizás fue cuando descubrí a Metallica, y su Call of Ktulu (no se queden sin oir el bajo de Cliff Burton). Y ese es otro motivo. El último, mi atracción por lo desconocido, por lo misterioso y por los secretos que guarda nuestro planeta Tierra. Y lo dicho, gracias por la foto! Saludos.
16 mayo, 2006
Viaje a la Alcarria
"La Alcarria es un hermoso país al que la gente no le da la gana de ir" Camilo José Cela
Así comienza el blog colaborativo, donde Hairanakh, Lucas, yo y quizás más gente que se apunte, hablaremos sobre la tierra que nos vio nacer, sobre esa tierra tan desconocida para tantos, tan olvidada a veces. La tierra de la miel (no compren imitaciones, por favor), del Tajo, de la arquitectura negra, de los castillos, de los mil paisajes...
Y quizás sea bueno que siga un poco olvidada, para no perder el espíritu de sus raíces, para que siga siendo tan rural como bonita e impredecible.
Os invitó a un paseo por la tierras de la Alcarria.
10 mayo, 2006
El laberinto de las entrañas de la Tierra - II
Sentado en su mesa de la comisaria de la policia de París, el inspector Jean Gonzalez apuraba las últimas horas de trabajo rodeado de informes manchados de café expreso. Sobre la mesa, una foto de su mujer, y de sus hijos Claudia y Jacques. Revisaba con detenimiento el último caso que había llegado a sus manos: la desaparición de una joven profesora de gimnasia artística. El informe no daba ninguna información relevante, había desaparecido hacía ya tres días cuando supuestamente volvía a su casa desde el gimnasio, entre las 9 y las 10 de la noche. La chica vivía sola, y la desaparición la había denunciado una amiga. Ningún novio conocido, ni ninguna deuda que saldar, y ningún antecedente. Lo más probable, algún secuestro de tipo sexual, demasiado frecuentes en los últimos años. La foto de la ficha mostraba a una joven castaña, de ojos verdes y sonrisa cautivadora. Quizás por eso Jean pensó en un primer momento que se trataría de un asunto de faldas. Al fin y al cabo, si secuestras a una jovencita, lo normal es buscársela atractiva. Por un momento Jean pensó que estaba imaginando demasiado, no tenía por qué tratarse de un secuestro. La chica podía haber decidido desaparecer de Paris sin avisar a nadie, por cualquier motivo personal. Siguió observando la ficha: Danielle Lacroi no tenía padres desde hace 5 años, cumplió 24 el mes pasado, compartía piso con un gato, un apartamento alquilado cerca del barrio latino. Lo mejor que podía hacer era hablar con la amiga de Danielle, Laura Ferrán, estudiante de periodismo, española. Jean sabía hablar español, como delataba su apellido, su padre había sido un restaurador navarro. Se decidió a coger el teléfono y llamar a la señorita Laura. Tras más de 10 tonos, una voz dulce pero cansada le contestó al teléfono. A pesar de su marcado acento español, el francés de Laura era casi perfecto.
- ¿Podemos quedar mañana por la mañana para hablar de este asunto?
- De acuerdo inspector, estoy muy preocupada por Danielle, llevo días sin dormir - La voz de la joven confirmaba que decía la verdad
- Hasta mañana entonces, estaré a las 10 en tu casa, y si te apetece le invito a un café
- De acuerdo, allí le espero
- Gracias por tu colaboración
- Qué menos puedo hacer
- Au Revoir
- Au Revoir, Danielle
A sus 54 años Jean solía sentirse como Danny Glober en Arma Letal, el típico policía a punto de retirarse que tiene que hacer sus últimos trabajos peligrosos. Bueno, en realidad, hacia tiempo que no hacía nada arriesgado, y quizás lo echaba de menos. Tampoco tenía la compañia de Mel Gibson. Siempre le gustaron las pelis de polis, y desde hace algunos años se identificaba con el papel de viejo policía. No parecía creíble compararse con el Will Smith de Dos Policías Rebeldes. Tenía ganas de volver a casa, hablar un poco con sus hijos, cenar y acurrucarse en su cama junto a su mujer. Eran una familia feliz, a pesar de los problemas de más de 20 años de matrimonio. Lo que más le preocupaba, las continuas salidas nocturnas de su hija Claudia. A sus 17 años más le valía centrarse en los estudios.
Dejó de pensar en ello para intentar concentrarse en la pantalla de su ordenador. A su lado, su compañero Gabriel apenas mantenía los ojos abiertos... Tantas horas en la oficina podían ser duras, era más ameno el trabajo de calle. Revisó los casos pendientes. Había un total de 6 desapariciones en el último mes, 3 supuestos homicidios por resolver y algún asunto menor, como varios robos en joyerías. Demasiado trabajo. Se concentro en las desapariciones. Eran más de las habituales. Un bombero, un estudiante de historia, un camarero griego, un profesor de tiro con arco, y la joven gimnasta. Miró cada uno de los informes. En ninguno había ningún motivo aparente para un secuestro. Todos vivían solos y tenían menos de 30 años. Y había un dato importante, en el que no había caído hasta ahora. Todos eran huérfanos. Curiosa coincidencia. Y las coincidencias suelen revelar datos importantes. Siguió investigando y observó que entre las fechas de las desapariciones había cinco o seis días de diferencia. Los datos empezaban a resultar interesantes.
Dos horas después Jean abandonaba la comisaría con muchos pensamientos en la cabeza y con la bronca asegurada de su mujer por llegar tarde a la cena. Mientras entraba en su nuevo Renault Megane, una tímida lluvia caía sobre las calles de París, despidiendo los últimos días de Septiembre.
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Espero que no os importe el cambio de época... es que es lo que tenía pensado! Pero cuando me atreva quizás escriba algo con mucho Pardiez y Voto a tal, de momento es para mí un género demasiado querido como para estropearlo. Saludos!
- ¿Podemos quedar mañana por la mañana para hablar de este asunto?
- De acuerdo inspector, estoy muy preocupada por Danielle, llevo días sin dormir - La voz de la joven confirmaba que decía la verdad
- Hasta mañana entonces, estaré a las 10 en tu casa, y si te apetece le invito a un café
- De acuerdo, allí le espero
- Gracias por tu colaboración
- Qué menos puedo hacer
- Au Revoir
- Au Revoir, Danielle
A sus 54 años Jean solía sentirse como Danny Glober en Arma Letal, el típico policía a punto de retirarse que tiene que hacer sus últimos trabajos peligrosos. Bueno, en realidad, hacia tiempo que no hacía nada arriesgado, y quizás lo echaba de menos. Tampoco tenía la compañia de Mel Gibson. Siempre le gustaron las pelis de polis, y desde hace algunos años se identificaba con el papel de viejo policía. No parecía creíble compararse con el Will Smith de Dos Policías Rebeldes. Tenía ganas de volver a casa, hablar un poco con sus hijos, cenar y acurrucarse en su cama junto a su mujer. Eran una familia feliz, a pesar de los problemas de más de 20 años de matrimonio. Lo que más le preocupaba, las continuas salidas nocturnas de su hija Claudia. A sus 17 años más le valía centrarse en los estudios.
Dejó de pensar en ello para intentar concentrarse en la pantalla de su ordenador. A su lado, su compañero Gabriel apenas mantenía los ojos abiertos... Tantas horas en la oficina podían ser duras, era más ameno el trabajo de calle. Revisó los casos pendientes. Había un total de 6 desapariciones en el último mes, 3 supuestos homicidios por resolver y algún asunto menor, como varios robos en joyerías. Demasiado trabajo. Se concentro en las desapariciones. Eran más de las habituales. Un bombero, un estudiante de historia, un camarero griego, un profesor de tiro con arco, y la joven gimnasta. Miró cada uno de los informes. En ninguno había ningún motivo aparente para un secuestro. Todos vivían solos y tenían menos de 30 años. Y había un dato importante, en el que no había caído hasta ahora. Todos eran huérfanos. Curiosa coincidencia. Y las coincidencias suelen revelar datos importantes. Siguió investigando y observó que entre las fechas de las desapariciones había cinco o seis días de diferencia. Los datos empezaban a resultar interesantes.
Dos horas después Jean abandonaba la comisaría con muchos pensamientos en la cabeza y con la bronca asegurada de su mujer por llegar tarde a la cena. Mientras entraba en su nuevo Renault Megane, una tímida lluvia caía sobre las calles de París, despidiendo los últimos días de Septiembre.
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Espero que no os importe el cambio de época... es que es lo que tenía pensado! Pero cuando me atreva quizás escriba algo con mucho Pardiez y Voto a tal, de momento es para mí un género demasiado querido como para estropearlo. Saludos!
09 mayo, 2006
Estado: Currando en el Pefecé
Zazou sabrá por experiencia y Hairanakh, aunque le quede algo más lejos, que el pefecé se hace interminable... Parece que ya lo tienes todo escrito (después de meses de desarrollo, claro), pero aparecen, como de la nada, mil cosas que incluir: anexos, bibliografía... (que parecen cosas de poco trabajo, pero NO!!!) mil cosas que revisar, mil cambios de última hora, mejoras en el formato... Vamos, que tanto esfuerzo merece más recompensa que la nota entre 9 y 10 que dan a todos los proyectos (¿de que sirve sacarse un 9 si es lo mínimo que ponen?). Pero bueno, supongo que lo más importante es acabarlo de una vez y tener la tan deseada titulación. Menos mal que hay cosas buenas: el sentirse bien superando el reto marcado, y un gran compañero de trabajo (y de cervezas). Y lo peor de esto es que tengo que combinarlo con el trabajo, mis varios proyectos musicales, las preparaciones de la boda de mi hermano y las clases de inglés a las que debería ir algún día... Pero bueno, no voy a quejarme más, que al fin y al cabo todavía sigo siendo universitario, y ya se sabe lo que dicen de la vida del universitario... Si hago otro pefecé será de Reconocimiento Automático de Birras...
02 mayo, 2006
No todo está en las Matemáticas
Este va a ser el primer post de mi blog (y quizás el último), cuyo destinatario sea una única persona. La única que puede hacerme ver cuando he metido la pata hasta al fondo, y devolverme a la realidad, y la única que puede hacerme sentir totalmente orgulloso de lo que hago, enfráscandome en eso que llaman fantasía. Gracias a ella descubrí que ser diferentes puede ser una ventaja, que un libro te abre las puertas a mil mundos, que todavía queda esperanza, y por supuesto, que no todo está en las Matemáticas, aunque por una razón u otra, siga siendo mi ciencia preferida. Podría hablar de sinceridad, de compresión... y de todo ese tipo de cosas que quedan bien en estos casos, pero a veces me parecen que terminan siendo palabras vacías. Quizás es lo más importante que he aprendido de ella: que las palabras se llevan por dentro. A veces no importa si se dicen o no, lo importante es que estén ahí, para que aparezcan, como por arte de magia, en el momento adecuado.
No importa que la mayoría no entendáis nada de ésto, permitidme por una vez que lo que escriba sea unipersonal. Permitidme por una vez que sólo una persona puede entender mis palabras.
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